El exilio forzado tiene rostro de madre

Entrevista a la sicóloga Ruth Quirós

Migrar siempre será una decisión difícil para cualquier persona, pero es aún más grande cuando sos mamá y te toca dejar a tu familia o emprender el viaje con ella a otro país. Y si se trata de un exilio forzado, la cosa se complica pues salís abruptamente para salvaguardar tu integridad personal y a quienes amas.

Sentimientos como la tristeza, incertidumbre, rabia, etc… se mezclan ante el estrés de este cambio que afecta de diversas formas a cada persona, tal como lo explica la sicóloga Ruth Quirós, del Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más, en esta entrevista donde ahonda las implicaciones relevantes en las madres, sus hijos e hijas.

¿Qué efectos tiene para una madre ser migrante o exiliada forzada?

Bueno, sabemos que la migración forzosa es un momento muy doloroso, de hecho, yo siempre digo que el exilio es un evento traumático, más en las condiciones en las que se está dando en este momento en Nicaragua, donde siempre es una cuestión de sobrevivencia, donde siempre la persona tiene que salir por una situación donde su vida realmente está en riesgo, entonces pues eso pone sus niveles de estrés al máximo, ocasionando mucho malestar físico, mucho malestar emocional, mucho malestar cognitivo.

En el caso de la mujer, que desempeñamos un papel importantísimo en la sociedad, si lo vemos específicamente como madres, es muy dolorosa la separación, la ruptura de ese vínculo, aunque también en Nicaragua existe como una costumbre de que los niños y las niñas, por lo general, quedan bajo la protección de una abuela, de una tía, o familiar muy cercano. Digamos que se puede ser responsable, sin embargo, se pierde esa ruptura del vínculo materno que es tan importante para un ser humano.

La madre es una de las principales figuras de apego de la persona, además hay como todo un estigma social acerca de lo que debe ser una madre entonces, cuando debemos salirnos de ese rol, empiezan una serie de problemas en las personas, cuando mi mamá no fue lo que yo esperaba, ya yo tengo algo que solucionar en mi vida emocional y pues esa ruptura del vínculo que se da de forma, pues sin querer la verdad, lógicamente, porque la persona pues no quiere abandonar a sus hijos, a sus hijas, pero debe hacerlo igual genera mucho malestar, mucha culpa, especialmente muchísima tristeza, muchísimo dolor y pues hay que vivir un duelo por esta separación. Hay que vivir un duelo definitivamente por esta separación y muchas veces es muy, muy difícil de entender que es una situación a la que la persona puede adaptarse, digamos que se puede sobrellevar de una mejor manera.

Hay muchas personas que incluso ponen su vida en riesgo y deciden regresar porque no pueden manejar esta situación de la separación.

¿Y qué pasa con los hijos y las hijas?

Lo que pasa también es que muchas veces estos niños y niñas no tienen un muy buen manejo de la situación y las personas que quedan a cargo tan poco aportan a que esta situación se lleve de una mejor manera. Entonces, más bien pueden generar también más angustia y malestar en el niño o la niña, ¿qué quiero decir con esto? Que hacen comentarios, muchas veces muy fuera de lugar, y es algo que yo he escuchado mucho desde mi experiencia, como, por ejemplo: ‘tu mamá ya no va a volver’, ‘tu mamá se olvidó de ti’, etc. También cuestionan mucho el hecho de que la madre no pueda enviar el aporte económico para mantener a los niños y niñas y entonces esto genera en los hijos e hijas pensamientos bastante distorsionados y emociones muy fuertes que le afectan, porque entonces el niño está pensando de verdad: ‘mi mamá no me quiere de verdad’, ‘mi mamá me dejó, se olvidó de mí, me dejó abandonado’ y sabemos que la infancia es una época bastante importante donde se pueden dar heridas muy profundas, que marquen a la persona para el resto de la vida.

Mucho de lo que sucede en la vida del niño y niña, mucho de esta afectación tiene más bien que ver con lo que proyectan los adultos que están alrededor, incluso muchas veces la comunicación que nazca a raíz de este evento porque hay padres y madres que creen que, ok me fui, pero me voy a desconectar, no voy a llamar, no me voy a comunicar. Se sienten demasiado mal y esta misma tristeza genera que más bien se mantengan lejos y es lo peor que pueden hacer porque es cuando el niño o niña más necesitan su presencia, no es lo mismo estar físicamente ausente que estar emocionalmente ausente y entonces pues ¿cómo me voy a hacer presente ahora que estoy tan lejos? Tengo que encontrar una manera de hacerle saber a mí hijo, a mí hija, que no me he olvidado, que lo quiero, que voy a estar presente para apoyarle en absolutamente todo lo que sea posible.

En ese sentido, ¿sería una herramienta a utilizar para evitar romper ese vínculo por la lejanía el uso de las nuevas tecnologías, por ejemplo?

Sirven por supuesto y es un recurso con el que contamos y que debe ser indispensable, aunque sé que en algunos lugares de Nicaragua son de difícil acceso de comunicación, pero mientras nos sea posible, hay que usarlas, como, por ejemplo, las videollamadas.

Hay experiencias muy lindas que he escuchado de personas que dicen, bueno, es que yo hago actividades a través del teléfono, vemos una película juntos, jugamos, hacemos un juego o tenemos alguna actividad que nos gusta a los dos como dibujar entonces, dibujamos al mismo tiempo, tenemos un espacio en el día para hacer las tareas, hacemos una llamada y hacemos tareas. Entonces es como mucho más sencillo tener una buena comunicación, lo que pasa es que muchas veces estamos tan encapsulados por la misma tristeza que genera el exilio que el mecanismo de defensa que tenemos es aislarnos, apartarnos, debemos hacer que nuestros hijos e hijas que nos necesitan sientan que estamos presentes, aunque sea de manera virtual, pero que tengan un acompañamiento que sepan que estoy ahí, que estoy pensando en ellos, que estoy interactuando con ellos en alguna hora.

Esto que ocurre en Nicaragua es como una repetición de lo sucedido en los años 80 cuando hubo mucho exilio, mucha migración

Sí, yo lo he vivido muy, muy de cerca porque en mi consulta he recibido adultos que son los niños y niñas de hace 30 años y que son niños y niñas profundamente heridos porque tienen una herida de abandono, que de verdad creen que sus padres los abandonaron, aunque ahora viviendo su propio exilio, han entendido que esa situación no fue así y es algo que están trabajando en terapia. Pero percibieron esa salida de sus padres como un abandono. Entonces, esas son heridas que hoy estamos trabajando en esos adultos y también es una buena oportunidad para muchas veces, hacer entender a la persona lo que su hijo e hija necesita, lo que es que su hijo o hija está esperando que suceda, esa comunicación, esa atención, ese detalle.

Una persona que me dice, ‘bueno, mi hija está cumpliendo 15 años y yo voy y le mandé un ramo de flores, llamé a una floristería, pedí que llevaran un ramo de flores a mi casa, es una manera de hacerme presente’. Estos niños y niñas (de la década de los 80) no tuvieron esa posibilidad, fue un corte de comunicación total, fue un aislamiento total, fue una ruptura del vínculo total porque en este momento no teníamos la facilidad que tenemos ahora con la tecnología, este es un recurso que definitivamente tenemos que aprovechar para que esta herida no se vuelva cíclica, porque este es el problema que tenemos ahorita en Nicaragua que estamos reviviendo un trauma, que estamos siendo víctimas de las heridas de un trauma social definitivamente y creo que esa es nuestra gran responsabilidad en este momento, poder hacer las cosas diferentes, en conocer la historia de hace décadas y poder ser parte de ese conocimiento nos ayuda a no repetir a que podamos cortar esa cadena, que podamos romper ese ciclo y hacer una historia diferente, crear una historia diferente y ayudar no solo a sanar a esas personas del pasado, sino a los niños y niñas de hoy.

¿Cuáles serían sus recomendaciones para estas madres migrantes o exiliadas, para estos hijos e hijas, para estas familias, ya sea que vivan un primero o un segundo exilio?

Bueno, creo que es muy importante poder reconocer la afectación que tiene la salud mental en todo este proceso. Muchas veces no tenemos la capacidad de identificar los síntomas que nos genera el impacto de este evento fuerte, de este evento traumático, entonces es poder primero hacer un proceso de identificación, es algo muy íntimo, yo sé cuando algo no está bien conmigo, pero muchas veces entramos como en negación. Es poder identificar cuando yo tengo un pensamiento que ya no es normal, un pensamiento relacional, poder identificar cuando estoy teniendo emociones muy fuertes, que se salgan de control, pero además entender que esas emociones necesitan poder ser bien administradas, que necesito poder darles un espacio, sentirlas en todo momento, aunque no sean de mi total disfrute, aunque a mí no me gusta estar triste, aunque no me gusta estar enojada, aunque no me guste estar preocupada, pero entender que es parte del proceso y que esas emociones necesitan vivirse.

Entender que muchas veces este patrón de pensar y sentir también nos hace tener conductas inapropiadas de poder identificar, cuando tengo conductas que son ajenas a mí, cuando me encuentro haciendo cosas que no haría con normalidad, que no haría con regularidad. Entonces poder darme ese espacio de identificación y te expresas y de percibir lo que está pasando dentro de mí y aceptarlo como parte del proceso, estamos viviendo un evento muy difícil, muy doloroso y por supuesto que tenemos que pasar una fase de adaptación donde vamos a sentir muchísimas cosas y eso es normal.

No es que me estoy volviendo loca. No, es que estoy mal, es simplemente saber que estoy pasando una falta, y poder darme ese espacio. Hay cosas que podemos hacer, claro que sí, vamos a aprender a primero, como te decía, entender mis emociones, pero también a crear espacios de comunicación asertiva. Creo que es importante crear una red de apoyo, tener a alguien con quien hablar, muchas veces acceder, incluso a ayuda profesional. Muchas veces las personas tenemos recursos para asimilar lo que nos está pasando. Recursos interiores. Tenemos la capacidad de asimilar el evento que estamos viviendo, pero siempre es importante tener una red de apoyo y tener a alguien que me escuche, alguien en quien confiar y crear también estos espacios de comunicación con mi familia, entender que aislarme, que mentir sobre mi situación actual no está bien, porque eso es otra cosa que sucede, mucha gente viene acá y miente para que su familia esté tranquila. No.

Dicen ‘yo me estoy bien, me está yendo muy bien, estoy estable, estoy súper bien’ y tal vez acá se lo está, en verdad, se la está pasando súper mal, quizás estás desempleado, quizás está con algún problema de salud que es muy, muy habitual también en todo este proceso y son incapaces de comunicarles esto a su familia, entonces, por otro lado, la familia está demandando y se preguntan: ‘¿Pero por qué no se comunica? ¿Por qué no envía dinero? ¿Por qué se alejó de nosotros? Entonces esto va rompiendo todavía aún más el vínculo, hay que tratar de ser comunicativo y ser honesto, no, no necesita que les mintamos. Estamos en una situación que lo mejor es ser lo más transparentes posible y si yo no tengo una red de apoyo fuerte, una red de apoyo saludable, entonces voy a buscar espacios de acompañamiento profesional donde de verdad pueda expresar cómo me estoy sintiendo y que eso me ayude a asimilar mejor la situación.

Para cerrar, ¿Qué mensaje le daría a estas madres exiliadas o migrantes?

Bueno, creo que las mujeres somos luchadoras por naturaleza, es que tenemos muchísimas capacidades, lo que tenemos que hacer es conectarnos con nosotras mismas y siempre me gusta fomentar en las mujeres el cuido hacia otras mujeres. Una no sabe cuándo su palabra de aliento le va a venir muy bien a esa mujer. Entonces apoyémonos entre nosotras, también tengamos ese espacio de sororidad donde podamos preguntarle a la otra cómo estás, cómo te sientes, en qué te puedo ayudar, estar ahí para escuchar, cuidando de nosotras para recordarme siempre cuál es nuestro valor y cuál es nuestra función.

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